La Muerte está echada

En Las Armas se vivió una noche memorable con el público dándolo todo y demostrándose, una vez más, que Azero debería estar actuando en todos los festivales del país. Desde el mismo momento en el que iniciaron su descarga el público se entregó de una forma poco habitual. Una colección de canciones colocadas en el orden idóneo, un setlist muy pensado que consiguió tener a la sala como una olla a presión durante las dos horas de show.

Su discografía tiene una buena colección de himnos que ha colocado a los Azero como uno de los grupos más queridos, quizá por su constancia, quizá por sus buenos estribillos, quizá por su mezcla de heavy, rock y punk. El caso es que el público les adora. Se nota en el brillo de los ojos. Se nota en la interacción y complicidad. Se nota en cada una de las canciones. El clan de los Azero es una realidad cada día más grande.

La noche terminaba como una auténtica fiesta. Venían de pasar un buen verano de escenario en escenario y demostraron que estaban en su mejor momento de forma. Azero son enormes en Aragón, pero les falta entrar en el circuito de festivales de todo el estado español. Ojalá pronto lo hagan, ojalá se atreva el primer programador y comprueben que son únicos a la hora de conquistar al público. Lo han demostrado muchas veces y con este nuevo disco lo están haciendo a unos niveles inimaginables.

La lucha por la despoblación, la defensa de las zonas rurales y la denuncia de las injusticias están en el adn de estos turolenses. Sus canciones son himnos para muchísimas personas. Si no les conoces, ya estás tardando. Ojalá pronto los veas en el próximo festival al que vayas.