Teatro | Clásico
70 minutos | Castellano | Adulto
El monólogo de SWIFT es un latigazo a nuestra indiferencia. Sin aspavientos, con mesura y moderación, y, sobre todo, con muchísimo sentido común, se nos propondrá que lo mejor que podemos hacer para acabar con los pobres que nos rodean es… COMÉRNOSLOS.
No a las adultos, correosos e indigestos, ni siquiera a los jóvenes, no… A los bebés que no pasen del año. Bebés lechales, tiernecitos y suculentos. Así los quitamos de en medio, dejan de molestar y de hacer feo, nos alimentan y se transforman en un extraordinario y PRODUCTIVO NEGOCIO. ¡Formidable manjar! Hay, pues, que preservar a las madres parturientas para que semejante delicia gastronómica sea un realidad en los banquetes de los ricos. Economía para el Reino y deleite para las clases dominantes. ¡Viva el capitalismo!
El texto de Swift, cocinado a fuego lento, sugiere un espectáculo ameno y simpático.
Aunque puede que semejante sátira gastronómica termine provocando en algunos una mala digestión en sus conciencias.
Ficha Artística
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