Un puerto seguro: Música para flauta en el Hamburgo de Georg Philipp Telemann

Hamburgo, la metrópoli del norte, fue uno de los centros musicales más importantes de Alemania. La ciudad estaba orgullosa ante todo de su gran puerto, «puerta de Alemania al mundo». Gracias a él, muy pronto sus habitantes gozaron de cierta prosperidad, no dudando en destinar parte de sus pingües ganancias a fines culturales. Así fue como en esta ciudad, baluarte del protestantismo, abrió sus puertas el primer teatro de ópera de Alemania. Y al igual que Londres atraía músicos de toda Europa, la rica y liberal Hamburgo se convirtió en polo de atracción para muchos de sus colegas alemanes, que buscaban en ella una vía de escape a sus –con frecuencia– degradantes deberes y condiciones laborales en las cortes germanas o al provincianismo imperante en el resto del país. No es por casualidad que el primer viaje que emprendió Bach lo llevara al norte y es fácil imaginar cuán gustosamente, años después, habría cambiado las estrecheces de Leipzig por el cosmopolitismo de la ciudad libre hanseática.

El imán que atrajo Handel a Hamburgo por una temporada en sus años mozos fue en un primer momento la ópera de la ciudad. No obstante como todos sabemos, gran parte de su carrera se desarrolló, y de manera muy fructífera, en Londres. De esta época data su colección Op. 1 de Sonatas a solo con acompañamiento de bajo continuo, un compendio de sonatas para distintos instrumentos (flauta travesera, violín y oboe), en el cual la flauta juega el papel predominante.

Sin embargo, si a algún compositor está ligada la ciudad hanseática es a Georg Philipp Telemann, quien recaló allí precisamente tras su etapa en Leipzig. Este autor suministró todo tipo de música a la rica burguesía hamburguesa. Para satisfacer las necesidades de los muchos músicos aficionados que, de seguro, había en la villa, no dudó en publicar colecciones como las Sonate metodiche (en las que «explica metódicamente» el modo de ornamentar a la italiana en el estilo de Corelli, cuya música causaba furor en aquellos años) o incluso enfrascarse en proyectos «por fascículos», como Der getreue Music-Meister (El fiable maestro de música), periódico quincenal que recogía lecciones y piezas musicales propias y de otros autores.

El programa se completa con música del ahijado de Telemann (e hijo de Johann Sebastian), Carl Philipp Emanuel Bach. Tras pasar varios años al servicio de Federico el Grande en la corte de Potsdam, también terminó recalando en el puerto seguro de Hamburgo, donde sucedió a Telemann, a la muerte de este en 1767, como maestro de capilla de la ciudad. A buen seguro, las aguas del Elba y el puerto resultaron mucho menos procelosas y agitadas que las que tuvo que surcar anterioremente junto al belicoso Federico.