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"EL ÚLTIMO QUE APAGUE LA LUZ"

Esta es una comedia para todos los públicos. En ella, el espectador se sentirá reflejado en diversas situaciones y, por momentos, formará parte de la obra. Se muestran diferentes maneras de atraer al otro sexo. ¿Cómo ligaría un
hombre tímido? ¿Y cómo lo haría un intelectual?

En la obra se exponen el papel de los celos en la pareja, o cómo ser encantador en exceso puede terminar en divorcio. Veremos la reacción de unos padres primerizos con su primer hijo en casa. Fórmulas para vencer la monotonía en la pareja, y una muestra de cómo las mujeres y los hombres fingimos ser lo que en realidad no somos para enamorar a quienes deseamos.

La imaginación del público juega un papel fundamental en la obra. Hay que imaginar muñecos vestidos de bombero, a un niño, un cigarro, un periódico, un biberón, un caballo, un camarero, y un largo etc. A medida que la obra transcurre, la imaginación del espectador avanza a un ritmo impensable, en la que no podrá apagarse ni por un solo segundo.
Cuando el espectador participa en la obra, se integra a través del humor: los intérpretes los llevan de la mano a otros momentos, a otras etapas, explicando los trucos que utilizaban nuestros grandes actores para recibir el aplauso del público.

En un momento concreto de la obra se invita al espectador a “patear” a en golpear con los pies en el suelo, creando gran ruido en señal de protesta cuando lo que se producía en el escenario no era del agrado del público. En la obra, por último, se plantean diferencias existentes entre la época pasada y la actual, no solo a través del tiempo, la literatura, el cine, la pintura… sino también un actor como se hacía antiguamente. Esto consistía en las diferentes formas de interpretar, desde los griegos hasta hoy.
Todo ello, por supuesto, escenificado a través de alegorías que el público entenderá, dada la popularidad de las referencias. Y se divertirá con ello y profundizará en ese lenguaje teatral no tan conocido por el público, que pertenece, da vida, y es la esencia de la carpintería teatral a través de los siglos.
El último que apague la luz es una manera de aportar cultura al espectador a través de la sonrisa y el divertimento que es, en definitiva, el deseo y el deber de todo autor que ame este oficio.

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