BALASCH COLORES CUARTETO

La totalidad del concierto excepto un tema, son composiciones propias, pienso que la composición no es algo que sea demasiado relevante en el jazz, no veo que tenga la importancia que pueda tener en otras músicas. En una música en la que lo principal es la improvisación, pienso en la composición más como un pretexto para jugar que como una obra acabada, ya que nunca es algo cerrado y cambia sustancialmente dependiendo del músico que la toca o del color que el grupo esté buscando. Me gusta componer para que destaquen los instrumentos solista. En mis repertorios se pueden escuchar básicamente dos tipos de composición, una con temas cerrados, con estructuras muy definidas y otra muy libre, sin estructuras fijas, donde los músicos tienen la obligación de abrir mucho su mente, incluso me gusta hacerles trabajar sobre patrones de bajo pedal donde tienen que improvisar armonías y de esta manera hacer surgir lo inesperado. Mi música en ocasiones es muy compleja de puertas adentro, pero siempre busco que sea fácil de escuchar. La melodía es algo en lo que pienso mucho, me gusta que la música tenga melodías sencillas y hermosas, en la mayoría de mis composiciones destacan melodías fáciles de silbar, fáciles de escuchar.
Un concierto fácil de oír, donde la improvisación y la intercomunicación entre músicos es obvia, donde el cuarteto se convierte en dúo, trío o los instrumentos se quedan solos y desnudos, donde los colores fluyen, impregnan la música de variaciones infinitas, colores calculados, colores improvisados. Un concierto lleno de pequeños homenajes a gentes que de una manera u otra están junto a mí, pero este concierto, en su conjunto, está dedicado a mi madre Maria Balasch Caballol.