LA BODA CONSTRICTOR

Me caso. Con el hombre de mi vida. Al que todavía no conozco pero es que no estoy para minucias y flecos. Y es que, enamorada del amor, he nacido para casarme. Pero no para estar casada. Y eso que soy perdidamente monógama. De hecho puedo llevar 10 o 12 relaciones monógamas a la vez. Por mi condición de bestia sexual, muy promiscua y algo pilingui. Y virgen. Otra vez.
Evita Perdón se casa y aunque todavía no sabe con quién, tiene claro que su prometido está entre los muchos invitados que abarrotan el salón de su casa. Tras una noche de despedida desenfrenada y mientras aterriza van desfilando por el escenario los habitantes de su mundo sorprendente y desquiciado