Música | Clásica
60 minutos | Castellano | Adulto
Sin duda, la gran aportación de la era barroca a la historia de la música fue la aparición y consolidación de nuevos géneros como la ópera y el oratorio pero fundamentalmente por aquellos que tienen como protagonistas absolutos a los instrumentos. El concierto, la sonata la sinfonía hacen ahora su aparición espoleados por un auge sin precedente en la construcción de instrumentos salidos de los talleres de Stradivari, Amati, etc.
Sinfonías, sonatas y conciertos ocupan la mayoría de la producción instrumental como las que presentamos en esta velada. Nacidas de la imaginación de Antonio Vivaldi y dirigidas a la orquesta de niñas huérfanas del Ospedalle della Pietà (Venecia) que, según testigos presenciales, superaba en calidad a la mismísima orquesta de la Ópera de París.
La aparición de los primeros teatros públicos en Hamburgo y Venecia dedicados a la ópera y a los que se podía acceder simplemente comprando una entrada, establecieron el concepto de público tal y como hoy lo entendemos. Los personajes y argumentos estereotipados y la mediocre calidad de los textos literarios empleados no fueron nunca en detrimento de la música que alcanzó cotas de excelencia.
Las arias eran las partes dedicadas a la expresión de sentimientos, generalmente exacerbados, de los protagonistas que fluctúan entre amores, intrigas, celos, odios y venganzas.
La receta aplicada a la mayoría de ellas era prácticamente invariable. La tipología incluía arias de guerra, de bravura, de espejo… Todas ellas con grandes exigencias técnicas para mayor gloria de los propios cantantes. Otras fórmulas más domésticas incluían las sonatas y cantatas que podían interpretarse en los salones aristocráticos con un número muy limitado de intérpretes.
Ficha Artística
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