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VON LUSTIG, el hombre que vendió la torre Eiffel

de Los Absurdos Teatro

Teatro | Comedia

82 minutos | Castellano | Joven Adulto

+ info: en su web

Primavera de 1925. En el parisino hotel Crillon se cierra la mayor estafa del siglo XX. El 11 de marzo de 1947, ese mismo hombre muere en el centro médico para prisioneros federales del condado de Greene, Misuri. En su certificado de defunción, el oficial de turno lo definirá para siempre como: ‘aprendiz de vendedor’. Su nombre es Víctor Lustig. Su alias más conocido, conde Von Lustig: ¡el hombre que vendió la torre Eiffel!

Kikí, una meretriz iniciadora de Víctor en toda clase de artes desde su llegada a París, nos presentará al conde para, entre los dos, desgranar las andanzas que sumieron a Víctor en un carrusel vital tan increíble como cierto. Y todo ello contado como en una especie de embudo vital que desembocará en el golpe que le haría pasar a la posteridad.

París. Víctor lee un periódico ¡Eureka! Lustig ha visto la oportunidad, sólo le queda diseñar bien el anzuelo: elegir la víctima, el engaño y el momento.

Ficha Artística

  • Autores:ALFONSO MENDIGUCHÍA
  • Adaptación:AUTORÍA PROPIA
  • Traducción:
  • Dirección:Natalia Hernández
  • Intérpretes:Patricia Estremera y Alfonso Mendiguchía
  • Producción:Los Absurdos Teatro
  • Escenografía:Víctor Mones y Natalia Hernández
  • Coreografía:Ricardo Santana
  • Vestuario:Reme Gómez
  • Música:David Bueno

CONTRATACIÓN


C/ Teso de la Feria 39-43, 3º A,

37008 Salamanca

Salamanca


676283495

630073489

losabsurdosteatro@gmail.com

https://losabsurdosteatro.com


Los Absurdos Teatro

Una puesta en escena limpia y precisa, con los elementos justos y necesarios para hacer montajes muy ágiles, rápidos, en los que las conversaciones y los pensamientos se cruzan del mismo modo en que se cruzan por la vida, sin pedir permiso. Del mismo modo en que se cruzan en un folio la prosa y el verso, con un simple cambio de renglón. Del mismo modo en que la cuarta pared aparece y desaparece y los personajes se abrazan y distancian del público, con un simple guiño.

Y todo esto lo pretendemos hacer a través de nuestro imaginario, de nuestra visión expresada en nuestras propias palabras. Textos propios que conforman nuestro propio universo. Un universo que nos lleva a buscar en cada montaje –quizá de forma necia, pero siempre divertida- la lente de aumento más adecuada a nuestra mirada autocrítica con el fin de encontrar el famoso punto sobre la i. Y así nos hemos visto colocando el punto sobre la i de la incongruencia (diosa absurda donde las haya); sobre la i de la idiotez (el virus más mortífero y contagioso que jamás haya existido); sobre la i de la injusticia (ese gran mantra que está en la base de este maltrecho mundo); sobre la i de la incompetencia (en la que posiblemente hayamos caído varias veces).

Nuestro auténtico reto es mostrar dramas sin caer en dramatismos; plantear dudas sin imponer soluciones; sacar sonrisas sin buscarlas. En definitiva, buscamos que la gente se divierta y que además piense y se emocione y reflexione y al tiempo se abandone y simplemente disfrute. Y que, además, nos quieran. Mucho, que nos quieran mucho. Y los programadores que nos contraten. Mucho, que nos contraten mucho.

En total, Los absurdos teatro somos una compañía que cuenta con una vida de 14 años y más de 2000 representaciones.

Siete montajes de sala para adultos, dos infantiles, además de varios montajes de dinamización de lugares patrimoniales y un buen número de propuestas ‘de calle’.

Sin más, ¡Bienvenidos, absurdos!

 

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