CARBON CLUB

“CARBON CLUB” es una metáfora de la propia vida abierta a varias reflexiones: El valor de la amistad, el destino trágico, el coraje vital, la tierra profunda, las guerras cercanas, las reivindicaciones comunes… Pero, sobre todo, es un homenaje lleno de admiración a esos héroes anónimos que dieron su vida en el ara del trabajo digno y penoso.

Dice una leyenda minera que es tal la oscuridad de la mina que hasta las sombras se pierden de sus dueños. José, el joven minero protagonista de esta historia, camina por las galerías  de la mina como una sombra perdida. Es un viajero sentimental, cándido y perplejo. Lleva en su corazón a las personas que han formado parte de su vida: su novia, su amigo, la familia, el patrón…

Como un fantasma errante en el interior de la mina, busca alguna salida imposible. De pronto, al fondo de una galería percibe una luces de neón. Mientras se aproxima al resplandor escucha, cada vez con más nitidez, la canción que suena al otro lado de la luz: “Yo no maldigo mi suerte porque minero nací…”

Al tiempo que cruza la cortina, una voz sensual le da la bienvenida a “Carbón Club”, el club del pico y la barrena, donde los mineros – y no importa que estén vivos o muertos-  se cuentan sus hazañas en el pozo a ritmo de cabaret.

– Unos critican al patrón mientras cuentan las esquelas del mes.

– Otros, que la mina se muere, y que es más barato traer el carbón de Rumanía. El carbón y las mujeres.

– Un espontáneo se contonea con sensualidad en el escenario a ritmo minero cantando la copla.

Jose, el joven minero, llora borracho en la barra. Otro colega, también borracho, intenta consolarle.  Levantando su jarra de cerveza, brinda: “¡Compañeros! ¿Qué somos?” Y todos responden: “¡Mineros!”