EL TIEMPO DEL HIJO

David Montero propone un lenguaje escénico que se nutre de lo autobiográfico para indagar en lo político. Acaba de estrenar El tiempo del hijo, con la que concluye una trilogía que comenzó en 2020. En esta ocasión, parte del alzhéimer y la muerte de su madre, dándoles un lugar en la escena y en su propia vida, a través de  “una ‘performance’ de entierro y resurrección de una vida común, la de la  madre del dramaturgo, a la que se le retuerce el destino del pronto olvido y se le hace brillar un destello de inmortalidad” (Alfonso Crespo. ABC).

La escenografía es una “máquina del consuelo” diseñada por Lugadero, en la que Montero interpreta “uno de los mejores textos que ha salido de su pluma” consiguiendo “una pieza hermosa, sincera y evocadora que no deja de cuestionar nuestra realidad en una sociedad que cada vez más es un mundo de hijos sin hijos abocados a la soledad” (Javier Paisano. Diario de Sevilla).

El tiempo del hijo se interroga sobre la necesidad de rituales colectivos en torno a la muerte en la sociedad actual; y apuesta por abrir un espacio de reconocimiento e intercambio de experiencias necesario para quienes padecen la enfermedad de Alzheimer y sus familiares, a través del arte.